BENEFICIOS DE LOS HÁBITOS ALIMENTARIOS EN EL NIÑO
A partir del primer año, la
alimentación infantil sufre cambios importantes. Desaparece el biberón y
aprenden a utilizar el vaso y los cubiertos. La textura de los alimentos
también cambia, así como su variedad.
Es un momento importante para
ir introduciendo pautas de alimentación que serán importantes para toda su
vida. Establecer rutinas con las comidas y procurar que transcurran en el mismo
lugar y a las mismas horas, es fundamental.
- Alrededor de los cuatro
años el niño de haber aprendido hábitos de alimentación, en caso contrario
también presentará problemas de comportamiento, como rabietas, gritos, llantos,
etc.…
- Los niños necesitan
autoridad en el hogar; si les permitimos hacer gracias con la comida o jugamos
a perseguirles con los alimentos, menoscabamos su importancia.
- Los hábitos y las
costumbres dan seguridad a los niños, porque saben lo que va a ocurrir, contribuyendo a su bienestar.
- Los niños copian todo de
los padres, también la forma de afrontar los problemas. Si solucionamos los
conflictos con la comida de forma equilibrada y tranquila pero con firmeza, les
ofrecemos un modelo eficaz.
- Si las tensiones con la
comida se manejan mal, probablemente darán lugar a situaciones similares en
otras facetas, como los estudios, las normas, etc…
- Hay que pensar en el
momento de las comidas como la ocasión de compartir y pasar un momento
agradable.
- Estableciendo buenos
hábitos alimentarios sentamos las bases para una correcta nutrición y evitamos
futuras patologías relacionadas con la alimentación.
- La dieta equilibrada y la
alimentación saludable bien introducidas en la infancia se mantienen durante la
edad adulta.
Los hábitos alimentarios son un
conjunto de conductas adquiridas por un individuo, la repetición de actos en
cuanto a la selección, preparación y el consumo de alimento y se pueden
inculcar desde que se inicia la alimentación completaría. Esto es a partir de
los 6 meses de edad y seguir reforzando en la etapa preescolar, escolar y
adolescente. Desde los 2 años el niño es más independiente y comienza a
diferenciar los alimentos.
El proceso de aprendizaje y
formación de hábitos alimentarios durante la infancia se basa en la
construcción de rutinas alimentarias, en las cuales es fundamental la
participación de los adultos al cuidado del niño. Se debe tener en cuenta:
1.- Evitar distracciones
(televisión, computador, juguetes, etc.), evitar discusiones en la hora de
comida. Se debe entregar un ambiente tranquilo y agradable a la hora de comida.
2.- Entregar en cada tiempo de
comida un alimento de cada uno de los grupos de alimentos (lácteos, carnes,
cereales, aceites, frutas y verduras).
3.- No obligarlos a comer, el niño
comerá cuando sienta hambre. A los dos años de vida rechazará gran
cantidad de los alimentos ofrecidos, su atención principal es el juego, el
descubrir, etc.
4.- Ofrecer los alimentos rechazados
(neofobia) en una presentación diferente, con figuras y colores más
atractivos para ellos.
5.- Mantener los horarios de comida,
según la edad de los niños: Lactante por ejemplo, mamadas cada 3 ó 4 horas y
desde el año de vida 4 a 5 tiempos de comida.
6.- No entregar golosinas, snack,
ricos en sacarosa, sal y grasa, Antes de las comidas, ya que éstos reducen el
apetito.
7.- Entregar comidas atractivas,
evitando condimentos muy fuertes o picantes. Comidas con distintos colores,
texturas
8.- Evite frituras, la sal y el
azúcar para que el niño se acostumbre al sabor natural de los alimentos.
9.- la temperatura de los alimentos,
ni demasiada frío ni demasiada caliente.
10.- Premiar con alimentos.
El periodo comprendido entre los 6
meses hasta el primer año de vida es conocido como periodo de transición donde
se comienza a sustituir de manera paulatina la leche materna por alimentación
complementaria. Este cambio se debe realizar ya que la leche materna no
satisface las necesidades energéticas ni de nutrientes específicos para lograr
un óptimo crecimiento y desarrollo del lactante.
Por tal motivo es importante
incorporar gradualmente los siguientes alimentos:
1.- Cereales que aportan energía en
forma de hidratos de carbono.
2.- Frutas y verduras que aportan
fibra, vitaminas, minerales y algunos antioxidantes. La incorporación de fibra
es importante para facilitar la formación del bolo fecal y estimulación
del peristaltismo, que se puede ver afectado en algunas circunstancias al
incorporar nuevos alimentos.
3.- Carnes bajas en grasa, ya que
aportan proteínas de alto valor biológico que permiten la formación de nuevos
tejidos. Muy importante es mencionar que recién a los 9 meses se debe
incorporar el pescado y el huevo por su alto nivel alergénico.
4.- Grasas que aportan
principalmente energía y ácidos grasos esenciales, de preferencia deben ser de
origen vegetal y crudos. Al igual que el grupo alimentario anterior no deben
faltar los mismos alimentos para conseguir una alimentación variada y
equilibrada que satisfaga las necesidades de cada niño. Sin embargo, cobra
importancia en este periodo la leche, ya que habitualmente se reemplaza por
productos lácteos que no logran cubrir los requerimientos de calcio necesarios
para la formación del hueso.
Los colados son una buena
alternativa de alimentos para variar en sabor y textura, sin embargo se debe
fomentar el consumo de frutas y verduras de manera natural que
aportan vitaminas y minerales que se destruyen en el proceso de
industrialización.
La incorporación de nuevos sabores
es conocido como “neofobia”. Esto es un proceso no asociativo que es la
exposición repetida a un alimento, forma muy efectiva para aumentar la
aceptación de nuevas comidas. Algunos estudios muestran que al exponer
repetidamente al niño a comidas novedosas inicialmente rechazadas fueron
finalmente aceptadas al cabo de hasta 10 exposiciones.
Karen Cruz Amengual, nutricionista y académica de la
Escuela de Nutrición y Dietética de la U. Andrés Bello
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